martes, 15 de noviembre de 2011

El fenómeno de "el Niño"


A lo largo de la costa pacífica sudamericana las aguas frías y profundas afloran a la superficie arrastrando nutrientes del fondo y permitiendo el desarrollo masivo del fitoplancton y de los animales que se alimentan de él. Numerosas aves marinas viven a expensas de estos peces y suministran cantidades importantes de guano.
El fenómeno conocido con el nombre de El Niño, que se repite cada 2 a 7 años, consiste en un recalentamiento de las aguas superficiales a lo largo de las costas de Perú que impide el afloramiento de las aguas profundas. Se combina con un cambio periódico de la presión atmosférica llamado Southern Oscillation que aparece en el sudeste del pacífico y el norte de Australia (la asociación de ambos fenómenos se conoce como ENSO).
En condiciones normales las corrientes atmosféricas, desplazan ligeramente el volumen de agua del océano Pacífico hacia la costa oeste. En las condiciones del Niño las corrientes atmosféricas quedan alteradas, disminuyendo de intensidad en su dirección habitual (este-oeste) o incluso invirtiéndose. Esta disminución o incluso inversión de la corriente superficial causa una variación del nivel del. Paralelamente se da un incremento de la temperatura superficial del océano y un descenso de la termoclina (línea que separa las aguas frías ricas en nutrientes, de las cálidas, más pobres) que impide el afloramiento de las aguas profundas y conlleva importantes consecuencias sobre la vida marina.
La anomalía térmica de la superficie oceánica altera el clima habitual de las regiones afectadas (costa de Sur América, especialmente Perú, y archipiélagos del Pacífico como las Galápagos) en forma de fuertes inundaciones y sequías. Sin embargo sus efectos pueden llegar a extenderse a dos tercios del globo.
El episodio de 1982-83 fue particularmente intenso y marcado por inundaciones y tornados en América del Sur y en el Oeste de los Estados Unidos. Perú y Ecuador recibieron este año las mayores lluvias de su historia con ciertos ríos que alcanzaron un caudal de mil veces el normal. Lluvias y tormentas anormales castigaron Francia y España. La sequía en África, la India y Australia desencadenó fuegos en los bosques y tormentas de polvo